La caja
En mis grises despertares, la razon se camufla en la ceniza del cuarto, angosto recinto rodeado de rejas largas...ceniza, rejas blancas y marionetas... si, marionetas colgando del techo.
Solo en mis grises despertares, hurgo en mis heridas antiguas, buscando las raices del dolor,
y siento fragil membrana quebrarse,al volar mis parpados aleteando en oniricos cielos, dragando marismas desiertas, donde acuatizan flamingos de papel...postergando el sublime momento, hasta que el adolorido liquido, fluya ambarino entre mis piernas forradas de hierro, impregnando de acidos aromas, el aire anquilosante..
Ya es tiempo, mi cuerpo rampante, se desliza livido, como atrofiada sierpe, entre terciopelo negro.
La caja, gobierna el espacio, puedo escuchar miriadas de ciempies, frotar sus cuerpos resbaladizos en sus angulos.
Solo en mis grises despertares, puedo abrir la caja, y poseer la caracola que lo habita, que, humeda al tacto se estreme cuan mala ostra al sentir la esquirla,promesa de perla,hundirse en sus valvas.El sabio molusco,destilando viscosos idiomas, gestor de huracanes, enquistado en siluetas de calma perversa, monarca del insomnio, su regia esencia deslizarse invertebrada, sobre el piso de marmol.
Cauto , me arrodillo y acerco el rostro hasta la fria concha, que exuda violaceas grafias,que son tatuajes del mar, palabras de peces, respiros de ahogados, en fin, sigo al final la ruta siniestra,los timpanos heridos por el ego del silencio, se regocijan escuchando la fabla del caracol...
naccido del viento , cantado en los laberintos de nacar y agua salada, rebalsando mareas de espuma lechosa....
Solo en mis grises despertares, me arrulla el rey caracol. con acuaticas melodias, en concavos laberintos, donde nada mi alma...