lava
y hable, sin temor a tu suspiro,
la cautela y el sigilo, el azufre y el jazmin,
solos, el fragor y el exterminio,
tus manos escarlatas, tu frente de obsidiana,
asi desmayen las atmosferas en tu aureola,
me quede,
esperando los azules fantasmas despierten del cuarzo,
asi la armadura se funda con los nervios,
asi mi altar se carbonize,
asi esperare el ojo asesino se digne mirarme,
tu fabla de hecatombe se digne nombrarme,
aun hay tiempo de evitar la ignicion,
madre del volcan