fantasma
y la aparicion ni se inmuto,
¿eres acaso fruto de mis desvarios?,
y el oscuro espejismo solo observaba, mientras canizas manaban de sus manos,
si, eres mi mariposa, mi espiritu rondero,
entonces la flotante figura abrio sus alas, y entre sus omoplatos, pude ver el signo,
la señal antigua, el recondito estigma,
la intima escritura grabada en tu carne,
de mis manos a tu pile sangrante,
mi pulso imprimante,
la huella indeleble de un escorpion, posada en ti.
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